¿Cómo cuidar?
¡Ya tienes huerto! decidiste qué plantar encontraste la fecha idónea y plantaste todo el huerto ahora solo resta cuidar de él:
Cada variedad exige unos cuidados distintos, existiendo grandes diferencias entre ellas. Hay plantas que prácticamente no exigen cuidados desde que son plantadas hasta su cosecha, como las patatas y otras, como las judías, necesitarán más atenciones como un riego más abundante, ser tutoradas etc.
En grandes rasgos podríamos decir que los pasos más importantes para un gran porcentaje de las hortalizas serán:
Siembra de semillas:
Esto puede ser en un semillero o en el propio suelo del huerto. Las ventajes de un semillero son que podremos emplear el mejor de nuestros sustratos ya que la cantidad que requerirá cada semilla es poca y que podremos situar el semillero en un lugar más favorable para la germinación de la semilla, como en un invernadero o simplemente en una zona más húmeda. En este paso debemos tener en cuenta que algunas semillas no germinarán y que alguna de las que germine se secará antes de poder trasplantarla o de madurar, de forma que deberemos plantar más de las que pensemos cosechar.
Trasplante:
En el caso de que hayamos plantado en semillero una vez las plantas alcancen un determinado porte, deberemos trasplantarlas a su ubicación definitiva. Nuevamente en este paso algunos plantones no sobrevivirán, así que es conveniente reservar cierto número de plantones para cubrir estas bajas.
Riego:
El agua es vida, pero mucha agua también mata. Cada planta requiere su dosis adecuada, siendo tan malo un déficit de agua como un exceso. Por regla general, mantener la tierra húmeda sin estar empapada suele ser un buen criterio. Para esto, el riego por goteo es ideal ya que no produce esas grandes diferencias en el grado de humedad que se dan con otros sistemas en los que se alterna entre unos momentos de exceso de agua con otros de defecto. Los primeros días tras el trasplante y mientras la planta es joven, son vitales ya que el sistema radicular de la planta es todavía muy pequeño y sufrirá más la sequía.
Sombra:
Muchas plantas cuando son jóvenes y, particularmente, en lugares muy secos y cálidos pueden sufrir enormemente bajo el sol directo; sin embargo estas mismas plantas pueden en su etapa adulta preferir un sol fuerte. Por ello en ocasiones es conveniente cubrir parcialmente los plantones con algún tejido, rama u otro objeto que le proporcione cierta sombra hasta que se fortalezcan.
Trabajo de la tierra:
A las hortalizas eso de que "la competencia es buena" no les acaba de convencer. Por ello, si tienen que competir con hierba se resentirán. Por otro lado, cuando la tierra se endurece bajo las pisadas continuas o tras ser inundada dificulta la absorción de agua y el crecimiento de las raíces de las plantas. La solución a ambos problemas es el laboreo del surco, mediante el cual romperemos la capa superficial del suelo eliminando posibles hierbas competidoras y "ablandando" la tierra. Nuevamente, este paso será más necesario en unas variedades que en otras, pero nunca viene mal.
Recolección:
Si todo ha ido bien, será el momento de disfrutar de la cosecha y aquí, una vez más, las diferencias entre plantas son enormes. Las hay en las que la recolección es total y se elimina la planta: Patatas, cebollas, zanahorias... En otros casos solo se recogerán los frutos que hayan madurado: Tomates, calabacines, sandías... y habrá otros en los que podremos elegir entre coger toda la planta o solo lo necesario para nuestra comida como las lechugas. Tras todo este trabajo habremos conseguido, además de pasar un buen tiempo al aire libre, una buena cantidad de hortalizas de gran sabor y 100% naturales. Solo queda disfrutarlas.